Coca Cola cero

Un poco tarde y obligado probé la nueva Coca Cola zero. Digo un poco tarde porque ya pasaron un par de semanas desde su lanzamiento y agrego que fue obligado porque las circusntancias me forzaron a comprar el producto. ¿Cuáles fueron esas circunstancias? La ausencia de Coca Cola común en las heladeras que están junto a las cajas en los supermercados. Para tomar algo frío tenía que resignarme al jarabe de la Coca light, al que jamás podré acostumbrarme.

Sufrí esta carencia -que puede ser casual o artilugio de marketing para forzar a la gente a probar el nuevo producto- en una sucursal de Disco y en otra de Norte, lo que hace que me incline por la segunda opción argumental. Pero más allá de las razones que hicieron que probara la zero, me gustaría dejarles mi opinión sobre el nuevo producto.

Ni bien uno toma un trago tiene la sensación de que el departamento de R&D (investigación y desarrollo) de Coca Cola por fin lo logró: producir una cola sin calorías y el mismo sabor que la original. Pero esa sensación dura unos segundos. En un abrir y cerrar de ojos surge el gusto sacarinado de la Coca light. Si la zero fuera un vino, un enólogo diría que tiene un final pobre, con marcadas notas de Coca light. Pareciera que para hacer la zero mezclaron 50% de Coca común y 50% de light. Creo que fue un buen intento, pero en mi opinión no logra el objetivo.