martes, enero 16, 2007

Terrorismo mecánico


Todos los fines de año ocurre lo mismo. Ante la inminencia de las vacaciones, quienes deciden movilizarse en automóvil para trasladarse al lugar elegido para el descanso estival concurren a sus mecánicos de confianza para revisar sus bólidos y ponerlos a punto para la travesía.

Es en ese momento donde se pone en funcionamiento un activismo nefasto, signado por la siembra sistemática del pánico y la duda. ¿Cómo se denomina ese oscuro proceder? Terrorismo mecánico.

El terrorismo mecánico no es más que el método que los reparadores de autos utilizan para intentar -y muchas veces garantizar- que los propietarios de los vehículos efectúen arreglos y chequeos que jamás pensaban realizar y que muchas veces no son necesarios.

Para explicar cómo funciona este proceder no hay nada más útil que la experiencia y por lo tanto voy a contar una personal. Hace un par de semanas, mientras preparaba mi viaje a Bariloche decidí realizarle un chequeo al auto, que a esa altura del año ya necesitaba un par de ajustes. Con ese objetivo lo llevé a mi mecánico de confianza quien tuvo que cambiar la batería.
Entre los puntos a revisar figuraban los frenos, pero pasaron el test.
Dos días después de sacar el auto del taller y ya sobre la fecha de partida, llevé al vehículo a una gomería para que efectúen el correspondiente balanceo y alineación de las ruedas. Fue en ese momento cuando se despertó una de las células dormidas del terrorismo mecánico. Mientras el chico que me atendía balanceaba las ruedas delanteras, otro asistente pasó junto a mi auto y me acicateó con la siguiente frase:
Asistente: "¿Ese auto es tuyo? Fijate porque los discos de freno están muy gastados".
Yo: "Sí, es mío, ¿es muy grave lo de los discos?"
Asistente: "Y... con el tema de los frenos no se juega..."
La amenaza ya estaba hecha. El fantasma de la falla y el choque se había hecho presente. Sin dudas, sin el diagnóstico previo hubiese desembolsado los $300 necesarios para cambiar los discos y me hubiese convertido automáticamente en una presa más del terrorismo mecánico.

2 comentarios:

Herbie dijo...

Habría que ver si los que arreglan o venden alarmas están en el mismo plan. Yo creo que sí.
Y ni hablar de los catastróficos venderores de seguros de vida que se aparecen justo para que uno se quede reflexionando.

Roberto dijo...

Yo agregaría otra categoría más, que incorpora a un rubro tan famoso por los pósters de minas en tetas que adornan sus locales, como por su "combatividad" a la hora de laburar: la de las gomerías.Tengo un familiar que concurrió a una hace poco a darle aire a sus neumáticos. Pidió -por favor- que la tarea se la hiciera un empleado. No es la obligación de ellos, es autoservice. Pero agradeció el gesto con propina. Este familiar siguió camino. Días más tarde fue a su mecánico de confianza y entre otras cosas, pidió que le revisara los neumáticos. La sorpresa de este fue mayúscula al advertir que la presión de estos excedía los 80, cuando lo normal es de no más de 30. Hay que ser mala leche.