Lanzada la campaña para las elecciones presidenciales -tibia y tinellizada- parece que la estrategia de comunicación K no se centra en los contenidos sino en los gestos. Para los noticieros, antes que escuchar las palabras que pronuncia el presidente saliente, es más importante saber qué cara pone Cristina ante esos dichos.
El matrimonio K, que se ufana de carecer de asesores, parece tener uno que les recomendó construir una candidata con opinión propia. Es por eso que ante cada palabra que pronuncia Néstor, Cristina despliega un arsenal de gestos que en la mayoría de los casos trasnmiten que la candidata oficial está de acuerdo pero con reservas. En definitiva, que ella lo expresaría distinto. En un traspaso del poder que promete más de lo mismo, el gobierno quiere transmitir que Cristina tiene su impronta. ¿Comprará esta versión el pueblo argentino?.
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