El vuelo del Boeing 747 de Virgin desde Londres hasta Amsterdam con uno de los cuatro motores funcionando con una mezcla de 80% de combustible para aviones y 20 por ciento de aceite vegetal constituyó la primera prueba de un biocombustible por parte de una aerolínea comercial.
Virgin y el resto de las compañías involucradas en el proyecto tienen como objetivo lograr que en un período de tres a seis años, la mayoría de los vuelos estén impulsados por un buen porcentaje de combustible natural. Según estimaciones científicas, se podría obtener una reducción de 20% en las emisiones de gases de efecto invernadero. A pesar de que la aviación produce menos del 3% del total de emisiones, los especialistas sospechan que los contaminantes depositados en la atmósfera pueden ser más dañinos que aquellos liberados en tierra.
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